-Romina, ¿podés contarnos cómo fueron tus primeros pasos en el mundo empresarial?
-Desde chica soñaba con ser Empresaria. Buscaba en cada momento qué iba a fabricar, mi mente estaba en búsqueda permanente de oportunidades de negocio. Mi realidad familiar distaba -¡y mucho!-, de la disponibilidad económica para emprender, pero a la luz de los años, y con mi objetivo claro, me doy cuenta que fui preparando mi terreno interno, para que la semilla emprendedora germine.
Así, cuando me donaron una computadora vieja que iban a tirar, la puse en mi escritorio y sentí que tenía una oficina. Ese fue mi capital inicial. Desde ahí todo fue en escalada…